Descubrí el poder de los hidrolatos de lavanda, lavandín y romero

A la hora de cuidar la piel, menos es más. Cada vez somos más quienes buscamos rituales de belleza que respeten nuestra piel y que estén en sintonía con lo natural. En este camino, las brumas de hidrolatos se convierten en aliadas ideales: suaves, frescas, sin ingredientes agresivos ni perfumes sintéticos.

En Calden Garden elaboramos nuestras brumas a partir de hidrolatos puros: el agua floral que se obtiene en la destilación de aceites esenciales. Cada gota conserva las propiedades de la planta, en una versión más liviana y delicada, perfecta para el uso diario.

Hoy queremos contarte cómo podés usar nuestras brumas de lavanda angustifolia, lavandín y romero como parte de tu rutina de limpieza facial, especialmente para desmaquillar de forma natural y cuidar la piel a largo plazo.

¿Por qué usar brumas para desmaquillar?

Las brumas actúan como un tónico suave que refresca, limpia y calma la piel. Aplicadas sobre un disco reutilizable de algodón, ayudan a retirar restos de maquillaje, a la vez que hidratan y equilibran.

A diferencia de los productos desmaquillantes convencionales, no contienen alcohol ni químicos que puedan irritar o resecar. Usadas a diario, respetan la barrera natural de la piel y la dejan luminosa y fresca.

¿Cuál elegir?

  • Lavanda angustifolia: perfecta para pieles sensibles o reactivas. Su acción calmante reduce enrojecimientos y aporta serenidad a la piel.

  • Lavandín: con un aroma más vibrante, es ideal para limpiar en profundidad y revitalizar pieles cansadas.

  • Romero: recomendado para pieles mixtas o grasas. Purifica, equilibra el sebo y aporta un efecto tonificante.

Cómo usarlas en tu rutina

  1. Vaporizá la bruma sobre un disco de algodón (o directamente sobre el rostro si preferís).

  2. Pasalo suavemente por la piel para retirar el maquillaje.

  3. Si es necesario, repetí el proceso.

  4. Finalizá con un par de vaporizaciones para tonificar e hidratar.

 

Incorporar este gesto simple en tu día a día es una forma de cuidar tu piel con respeto y de conectar con lo que la naturaleza nos ofrece. Las brumas no solo desmaquillan: refrescan, calman y revitalizan. Pequeños rituales que suman bienestar.